06 de Febrero de 2013
COMUNICADO DE PRENSA
Se agradece su difusión
Contacto de prensa:
Pedro Salinas,
Movimiento 26 de Junio (FPDS Rosario): 156-879840
EN RELACIÓN AL ASESINATO DE MAXIMILIANO RODRIGUEZ
Relevos,
mezquindades y las complicidades de siempre
Cuando la
política tiene olor a muerte joven
Como es de
público conocimiento, durante la tarde de ayer asesinaron
a Maximiliano Rodríguez, mayormente conocido
como “el hijo del Quemado”, procesado éste
último por la autoría material del cobarde fusilamiento de nuestros compañeros
Jere, Mono y Patón durante la madrugada del 1 de enero de 2012 en Villa Moreno.
Sorpresivo para
pocos, escandaloso para muchos, el asesinato de Maximiliano Rodríguez se
perpetró nada menos que en plena geografía del macrocentro rosarino y en el marco de una jornada que contabilizó
tres asesinatos. Hechos que tuvieron lugar veinticuatro
horas después de la remoción de una cúpula policial cuestionada hasta lo
indecible por sus ya inocultables vínculos de complicidad con el narcotráfico.
Como
lamentablemente suele suceder, son cada vez menos los que reparan en el trasfondo
de este tipo de sucesos, aún contando con datos de lo más figurativos y
aleccionadores. Maximiliano fue el protagonista del primer episodio de violencia que
desencadenó el Triple Crimen de Villa Moreno: la balacera perpetrada contra el
joven Facundo Osuna el 29 de diciembre de 2011. El dato incontrastable,
tristemente incontestable, es que al día de hoy ambos están muertos, ambos
fueron asesinados. Veintiún y veintiséis años.
La suspicacia de
estos asesinatos inmediatamente posteriores al relevo de Cristian Sola y José
Luís Romitti al frente de la Jefatura de Policía de la Provincia de Santa Fe se
mixturan con el escenario donde fue ultimado Maximiliano Rodríguez. Esta vez,
la esquina de Corrientes y Pellegrini fue testigo de los despuntes de violencia
que el poder político, su entramado de complicidades y buena parte de la
opinión pública reservan a nuestras barriadas populares; suerte de “submundos”
donde se asienta el malandraje para escudriñar y ejecutar sus turbios
negociados.
Muy lejos de ese
interesado prejuicio, seguiremos insistiendo hasta el cansancio en que no se
puede combatir contra lo que no se quiere ver. Y es que independientemente de
la versión a la cual uno se acoja (si asistimos a “un vuelto” de la corporación
policial en virtud de los recientes desplazamientos o, en cambio, si el
asesinato de Maximiliano Rodriguez está ligado a una represalia de los varones
del narcotráfico por su pretensión de instalarse sin su amparo y contra ellos),
lo que desnuda este episodio es la desidia del elenco ejecutivo provincial y su
nula voluntad de encarar transformaciones estructurales para revertir una
situación ya exageradamente insoportable.
La esquina de Corrientes y
Pellegrini se traduce hoy en los elevados costos que acarrea una
parálisis cuyo corolario es la profundización ostensiblemente desbocada del autogobierno policial, una demora imperdonable a la
hora de encarar iniciativas de gestión que parecieran ser más la respuesta a
una mezquina batalla de posiciones con el Frente para la Victoria que verdadera
vocación de introducir transformaciones en la agenda de
la Seguridad Pública santafesina.
Y, sobre todo, esa esquina es hoy “el tiro por la
culata” de la gestión provincial, que
incansablemente apostó a estigmatizar nuestros barrios,
mientras sabe cabalmente que al narcotráfico no
se lo combate con estúpidas topadoras ajusticiando a perejiles inimputables,
sino encarando una íntegra depuración de la corporación
policial, auspiciando investigaciones sobre la
ruta del dinero fresco del narcotráfico, esa enorme economía informal que en algún lugar se “blanquea”
(¿desarrollos inmobiliarios, concesionarias de automotores?). Es decir: desmontando la
falaz idiosincrasia que territorializa
el narcotráfico en el entorno de los barrios periféricos, cuando lo que en
verdad campea por esos suelos no es más (ni mucho menos) que el residuo del
negocio narco, las migajas que deja caer esa monstruosa estructura de
complicidades, que tristemente es la sangre y la vida de nuestros pibes.
En este
contexto, los días venideros seguramente se sucedan embebidos de más de lo
mismo: unos denunciarán la “indignación” que les invade al advertir la “sucia
campaña de estigmatización” fogoneada por el Gobierno Nacional, otros
intentarán mezquinamente rapiñar la coyuntura aún haciendo uso de comunicados
de prensa “escurridizos”, la Justicia Provincial y Federal proseguirán sus
estériles y fragmentarias “investigaciones” frente a una problemática
estructural y, lo más triste de todo, los barrios seguiremos poniendo la sangre
joven y enterrando a nuestros pibes.
Porque sabemos
que muchos continúan interesados en estigmatizar a nuestros barrios, a nuestros
pibes, seguiremos desarrollando nuestra militancia en el preciso lugar de donde
esos muchos decidieron retirarse (a sabiendas de quiénes y cómo lo ocupan).
Porque ya es insoportablemente claro que su política apesta a muerte joven,
nosotros desplegaremos la nuestra que reside precisamente en hacer de esos
barrios un grito de dignidad frente a tanta hipocresía. Porque la sangre de
nuestros compañeros desencadenó una larga lucha que hizo posible visibilizar
este espanto y no pretendemos quedar a mitad de camino. Por eso, luchamos y
lucharemos…
Contacto de prensa:
Pedro Salinas,
Movimiento 26 de Junio (FPDS Rosario): 156-879840
MOVIMIENTO 26 DE
JUNIO
JUVENTUD DARIO
SANTILLAN ROSARIO
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